No podemos decir que llega de repente
que la luz de su cuerpo
nos asalta por sorpresa
No podemos declarar
“El día es un demonio presuroso
y su mirada cicatriza
bálsamo lascivo
toda herida
toda llaga
todo reflejo impuro”
Antes bien
debemos reconocerlo
el día es un espejo cíclope que se desborda
rebasado por el júbilo amoroso de la sangre
denotación traslúcida
abolición de los combates a ciegas
De él sólo me basta una mirada
para vaciar la noche
sin corromper el sueño
Yo que cabalgo sobre su tibio lomo
deslindo mi piel
celo tu barbarie
Por eso hay que armarse de nuevas sombras
para celebrar a salvo su llegada
tener la embriaguez justa
para robarle el aliento
y desnudarse los años
como evidencia