Abro los ojos
anegados por el alba
por el rocío que el desvelo
desguaza en las fuentes públicas
Te miro en el reflejo de las luces
entre las gestos del agua
y la confirmación de tu rostro
y la confirmación de tu rostro
Eras tú
no cabe duda
la que fluía horas antes
bajo las notas alegres
de una danza a cuatro manos
Eras tú
en el oleaje nocturno
con tu vocación de anfibio
en el estribillo del coro
y su fiesta repetida
Eras y no eras
tal y como siempre has sido
empapada hasta la lluvia
hasta el último resabio
de la última palabra
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