14/Feb/1973
Mi maestro yacía en la Unidad Coronaria: una sala circular recién inaugurada y provista de todos los apoyos modernos al lado de Urgencias. Tenía cinco cubículos desplegados en abanico, confluyendo todos a la Central de Enfermeras como en vodevil; el Dr. Cristóbal Cortázar era el paciente de la cama I, con una enfermera designada exclusivamente a él, me quedé parada unos momentos adaptando mis ojos a la semipenumbra y vi su rostro sin barba con un raro parecido a Fernandel, la bata institucional revelaba que había bajado varios kilos de peso, sus brazos conectados a monitores con luces fantasmagóricas emitían sonidos gorgoteantes, el olor a antiséptico me mareó; me senté y tomé su mano.
La enfermera amablemente me dijo:
- Los dejaré un rato, por favor no le exponga ningún problema que provoque alguna reacción emocional.
Él abrió los ojos y dijo con voz ralentizada por los medicamentos
- ¿Ya sabes lo que pasó?
- Sí maestro, por favor no hable.
- Residente Mendizábal piensa en mis enseñanzas: cuando el paciente quiere hablar contigo, debes dejar TODO lo que estás haciendo y dedicarte a oírlo.
- Está bien, cuénteme…
- Estaba en la Sub Dirección con los delegados del Sindicato de trabajadores, cuando un interno llegó muy apurado a decirme que había un paciente trepado en la escalera de la azotea amenazando con tirarse al vacío…
- ¿Por qué le hablaron a usted’?
- Pues pensaron que tendría argumentos para hacerlo desistir.
Eso es algo que el mundo piensa: los psicólogos tenemos respuesta a todo, ¡que ilusos!
- ¿Sabes que no funciona el elevador porque doña Tere al sumarse al paro se llevó la llave?, pues si, subimos a sexto piso y salí por una escalera de caracol a la azotea, el individuo estaba encaramado en el tanque principal, sobre el último tramo de su escalera de herrería, vi en su piyama el logo de primer Piso; mandé al interno a traer a Mariano el Residente de Medicina Interna a ver si lo conocía, empecé a ascender paso a paso, mientras tanto le peguntaba si tenía hijos, esposa, padres, me contestó: “como si no los tuviera, estoy internado desde hace días y nadie me ha venido a ver”, pero mantenía la distancia, le dije que todo se arreglaría y se montó en el barandal, ahí me quedé parado, entonces pareció dudar y me pidió que lo ayudara a bajar, llegué junto a él pero sentí la escalera inestable, se movía con el viento, ya sabes que esas armazones están hechas para una persona; pensé que no podría sostenernos y se me ocurrió hipnotizarlo; y sí, respondió muy bien: en 30 segundos estaba en trance, me quité la bufanda y até mi muñeca izquierda a su brazo, entonces le ordené bajar y lo hizo…
Los monitores se aceleraron pero él siguió hablando con naturalidad.
- … se dejó caer hacia atrás, muy recto, las manos pegadas al cuerpo, los ojos cerrados, como un trapecista cuando se lanza a la red de protección, sentí un tirón bárbaro, gracias a que peso unos 30 kilos más que él no me llevó, la bufanda se desató, – me mostró la muñeca quemada cómo con un latigazo – …cómo sabrás cayó sobre el techo de Urgencias en la plataforma del primer piso, justo del lado de Medicina interna, su desayuno todavía estaba en la charola, nadie notó su ausencia hasta ese momento.
Calló jadeante unos segundos, yo no podía hablar.
- Bajé y me reincorporé a la sesión, ni para irse, estábamos negociando una reanudación de labores, sentí un malestar en el estómago, luego se me fue al hombro izquierdo, hablaba con los representantes sindicales cuando me notaron pálido y sudoroso, de la Sala de sesiones me trajeron aquí, yo les decía que no era isquemia coronaria, era por el jalón de allá arriba, pero me hicieron un electrocardiograma y ya no me dejaron salir, no pude saber el nombre del muchacho ni su historia, quiero conseguir su expediente….
- Maestro: sólo llevaba tres días internado, tenía una cirrosis avanzada, lo ingresaron por un síndrome de deprivación alcohólica, era uno de esos que vagan por las calles, no tenía familia.
- ¡Mira tú!, ¿era un adicto?…estuvo mal canalizado, hubiera quedado bien en el pabellón III ya sabes que ahí luego, luego, consiguen novia con las vecinas.
Yo asentí tratando de contener las lágrimas.
Su rostro adquirió un aspecto plácido y murmuró para sí mismo:
- Todos somos seres solitarios buscando compañía.
Los signos vitales se estabilizaron, cuando dejé de revisar el tablero encontré su mirada fija en mí con una sonrisa en los labios.
- Bien: ya te he contado todo.
- Sí maestro, ahora descanse.
Le tomé de nuevo la mano y me la apretó levemente.
- Aquí he pensado en ti residente Mendizábal, tú hubieras podido con él.
- ¿Cómo?
- Me hubieras dicho: “Maestro, hay que detallarle las órdenes movimiento por movimiento”, yo soy bueno para la inducción, pero cuando te vi trabajando con Marcela concluí que para el trance hipnótico tú eres mucho mejor… ya verás, cuando salga de estos líos vamos a presentar un trabajo inédito con el caso de ella: “Hipnosis en equipo”
Quedamos en silencio unos segundos yo seguía aferrada a su mano ¡Cómo necesitaba darle un abrazo!, él se anticipó:
- - Bien Magdalena, (era la primera vez que me llamaba así) si quieres preguntarme algo hazlo ahora, me están tratando con un derivado de escopolamina y no puedo mentir, los nazis le llamaron “la droga de la verdad”.
ACERCA DE LA AUTORA:
Atributos de Alicia por Reynaldo Carballido
A la Doctora Alicia Flores Ramírez la conocí en el primer taller de Creación Literaria que compartí en la ciudad de Coatzacoalcos Ver. 2006. A través de estos talleres he conocido a varias señoras muy entusiastas. Pero escribir no es sólo entusiasmo, ni siquiera talento o inteligencia, hace falta constancia, responsabilidad y disciplina no solamente para escribir sino para vencer las barreras que nos impone nuestro rol social.
La conocí participando en los Encuentros, presentando lecturas en su ciudad Las Choapas, en seminarios de fomento al libro, en fin todo lo que un escritor debe hacer para ayudarse y ayudar a su comunidad en el campo de la cultura. Fue nombrada Coordinadora en su municipio de la Unión Estatal de Escritores Veracruzanos A.C., es miembro fundador del grupo Hi-le-trean-do; organiza con el grupo, (el primero en su municipio) un Taller de creación literaria que tuve la suerte de compartir; coordinó un suplemento cultural en un periódico choapense, desde ahí hizo una labor de promoción de la Literatura y la lectura.
Alicia, antes de llegar a mi taller ya había escrito 2 libros de poemas: “Naufragio” 2004, “Las 1,001 emociones” 2005 ya había empezado una novela: “Un retratista en la Corte de Enrique VIII”; esta novela fue finalista en dos certámenes internacionales en Argentina y Cuba; Editorial Planeta la publicó en 2009. Ya trabajando en mi Taller publicó otro libro de poemas “Atributos Florales” con el logo de la Unión de Escritores Veracruzanos, Diciembre 2007, otra novela: “Una semana de Gracia” publicada por capítulos en un periódico de Las Choapas Ver. ya había empezado a escribir relatos y cuentos cortos y así ha venido participando en publicaciones colectivas: “Raudal de Palabras” Córdoba, Mayo 2007, “Taller del Faro” Coatzacoalcos, Junio 2007, “Tierra y Agua”, “Esperar lo inesperado”, “Cuentos del Sótano”, “Luciérnaga Nocturna”, “Testimonios de una Década”, diferentes editoriales todas en el D. F. Con ese surtido de textos el Instituto Veracruzano de Cultura le publicó el libro “Los cuentos claros y el relato espeso” en la Colección Bicentenario-Centenario,2010.
La Benemérita Universidad de Puebla le publica “Lagunas Mentales” tercera novela de Alicia Flores Ramírez y puedo afirmar que es una novela conmovedora de principio a fin; conmueve los sentidos, las sensaciones y los pensamientos, Conmover en el sentido Estético. En los últimos diez años de la narrativa mexicana no es fácil encontrar una novela de este calibre. En estos tiempos la mayoría de textos son hechos para concursos, otros experimentan con estructuras, quieren innovar el lenguaje, oliendo lo que en ese momento está de moda. En ese sentido Alicia Flores va en dirección contraria: La voz narrativa, el monólogo interior, el punto de vista, el lenguaje coloquial, la estructura, para Alicia sólo son herramientas elementales para permitir el paso de la corriente tumultuosa emotiva que arrastra los hechos. Aquí la técnica novelística está al servicio de esa voz –del más allá- que va dictando las palabra, no hay -intervención del escritor- -desaparece el escritor- para dejar que los acontecimientos fluyen como las aguas de un río joven tranparente. Esta novela es un fruto que brota como una Rosa Roja esplendorosa: entre espinas, bañada por el rocío de la madrugada, rocío asemejando lágrimas.
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